En SOJO creemos en volver a lo esencial: recuperar el vínculo con la naturaleza y encontrar el equilibrio en nuestra vida cotidiana. Y si hay algo que representa esa visión, son los adaptógenos.
Pero… ¿qué son exactamente? ¿De dónde vienen? ¿Y por qué están cada vez más presentes en la conversación sobre bienestar y salud integral?

Un poco de historia

El término “adaptógeno” fue acuñado en la década de 1940 por científicos rusos, quienes buscaban sustancias naturales que ayudaran al cuerpo a adaptarse al estrés sin alterar su funcionamiento normal.
Sin embargo, su uso es muchísimo más antiguo: por siglos, diversas culturas han empleado plantas y hongos medicinales para apoyar la vitalidad, la resistencia y la claridad mental.
Desde la medicina tradicional china, pasando por el ayurveda y hasta las prácticas mapuche o andinas, los adaptógenos han estado presentes en el día a día de las personas para ayudarlas a mantenerse en equilibrio frente a los desafíos físicos, mentales y emocionales.

¿Qué hace que algo sea adaptógeno?

Para que una planta, hongo o raíz sea considerada adaptógena, debe cumplir con tres características:

  1. Ayuda al cuerpo a adaptarse al estrés, ya sea físico, emocional o ambiental.
  2. Tiene un efecto regulador, es decir, no estimula ni deprime en exceso, sino que equilibra lo que tu cuerpo necesita.
  3. Es segura y no genera dependencia ni efectos secundarios tóxicos.

Entre los adaptógenos más conocidos están el reishi, la melena de león, el ashwagandha, el ginseng, el rhodiola y muchos más.

¿Cómo benefician tu salud?

Cada adaptógeno tiene propiedades únicas, pero en general, su uso regular puede:

En resumen: los adaptógenos no “bloquean” el estrés, sino que ayudan a que tu cuerpo lo gestione mejor. Son como un recordatorio natural para que tu organismo vuelva a su centro.

¿Cómo integrarlos a tu día a día?

En SOJO ofrecemos infusiones, extractos y mieles que incorporan adaptógenos cuidadosamente seleccionados por sus beneficios y su respaldo ancestral. Nuestra misión es que puedas incluir estos aliados naturales en tu rutina diaria de forma simple, rica y significativa.

Ya sea en una taza caliente para comenzar el día, unas gotas bajo la lengua, o una cucharada de miel en tu desayuno, los adaptógenos pueden ser ese pequeño gran cambio que marque la diferencia.

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